sábado, 21 de abril de 2007

"DIOS ME HA DICHO"

VISIONES, VIDENTES Y VISIONARIOS

* Cuando una vez iba yo de viaje, se me estropeó el automóvil; entré en el primer garaje que encontré. El mecánico me dijo que, después de un "encuentro" personal con Cristo, había dejado la Iglesia Católica. Cuando iba a hacerme la factura (más de $100.00), le dije: no la haga; estoy teniendo una revelación de Cristo que me dice que no le pague; me miró asustado, temiendo por su dinero y con expresión de incredulidad. Le dije: su encuentro con Cristo es tan falso como mi revelación... * Hace unos años un pastor protestante que había montado un hospital y una universidad en torno a su ministerio, se subió a la torre de su universidad y dijo a sus seguidores que si en 8 días no le mandaban 90 millones de dólares, "Dios le llamaba", es decir se moría. Dios mismo se lo había "revelado". Pasados los 8 días ni aparecieron los noventa millones ni se murió el pastor...

"Voces de Dios"

Es obvio que Dios puede hablarnos, que puede haber visiones o revelaciones, apariciones de Cristo, de la Virgen o de los Santos. Pero también es obvio que a veces esas alegaciones pueden ser falsas, como la del mecánico o el pastor de los 90 millones. Puede haber debilidades psicológicas que desemboquen en fanta­sías o alucinaciones y que la persona creerá que son reales. Y puede haber también debilidades espirituales. Deformaciones en la vida espiritual que lleven a ciertos individuos a vanidades o soberbias espirituales. La obsesión por tener "gracias especiales", puede convertir a estas personas en un manojo de confusiones o hipocresías, y llegar a no saber distinguir o separar la realidad de sus fantasías. Detrás de las visiones falsas, detrás de los videntes falsos o visio­narios, pueden constituirse intereses económicos que pretendan ex­plotar monetariamente las supuestas visiones o apariciones -esto podría llamarse... la debilidad económica.

¿Cómo distinguir?

Hay una regla de oro para saber si las visiones o revelaciones pri­vadas son falsas o verdaderas: la humildad y la obediencia. Dios no se revela o se manifiesta en la vanidad, la soberbia o la rebel­día. Santa Teresa puso por escrito sus primeras revelaciones místicas cuando se lo comunicó a su director espiritual. Este lo primero que le dijo, fue: Vd. no escribe nada. El director espiritual quería probar con la obediencia la verdad o mentira de lo que le decía aquella religiosa; si no obedecía, era obvio que aquellas visiones no eran auténticas. Santa Teresa obedeció. Mas tarde, cuando el director se convenció de la autenticidad de aquellas experiencias, y a la Santa le costaba escribirlas, el director le dijo: Vd. escribe todo lo que experimente. Y Santa Teresa obedeció de nuevo aunque le costaba. Fue Santa Teresa la que nos dejó esta gran máxima: 'humildad es andar en verdad". San Juan de la Cruz que fue agraciado con muchas experiencias místicas, revelaciones y apariciones dijo que todas las revelaciones no valen lo que un acto de humildad.

Humildad y Obediencia

El que recibe algún favor especial de Dios, se hace más humilde; es lo lógico. La gracia espiritual recibida, pone en evidencia su pequeñez e indignidad: la rebelión o la vanidad se hacen imposibles. Cuando Cristo se aparece, cuando el Espíritu Santo inspira algo, cuando la Virgen se aparece o manifiesta algo, nunca será en contra de lo enseñado o instituido por Cristo y enseñado por la Iglesia. Si una revelación estuviera en conflicto con lo enseñado o instituido por Cristo, sería la señal mas clara de que la revelación o aparición es falsa. Ni Cristo ni la Virgen pasarán por alto jamás a la Iglesia. El que recibe alguna gracia especial, como consecuencia de ella, se hará más obediente a la Iglesia y la amará más. La Iglesia será la que decida definitivamente si lo alegado por el vidente es verdad o es una ilusión. EI vidente, si lo es de verdad, nunca se rebelará contra la Iglesia; como consecuencia del favor especial recibido, tendrá muy claro que la Iglesia es el medio dejado por Cristo para alimentar, dirigir y discernir la vida espiritual del cristiano. Una vidente de nuestros tiempos dice en sus escritos: "El demonio puede llegar (con gran dificultad) a disimular la humildad, lo que no aguantará nunca es la obediencia".

Otras señales

Cuando Cristo concede alguna gracia especial o la Virgen se apa­rece, con intención de que esa gracia o aparición tengan un bene­ficio más allá de lo privado, darán otras señales aparte de lo recibido por el vidente. Iluminarán al confesor o director espiritual; la autoridad de la Iglesia, competente en el caso, también recibirá las pruebas necesarias para tener constancia de la veracidad de la gracia especial o de la aparición. Cuando la Virgen se aparece a Juan Diego y el Arzobispo de Méjico no le cree, la Virgen lo envía de nuevo, y acontece el milagro de las rosas y la impresión de la imagen de la Virgen en la capa de Juan Diego. Las apariciones de la Virgen de Fátima son refrendadas con la danza del sol, ante más de 100,000 personas, muchos de ellos incrédulos.

Repugnante

Cristo es la Verdad; la Virgen, en vida mortal y en la vida celestial, estuvo y está al servicio de esa Verdad. Cualquier falsedad en torno a lo espiritual, repugnan a Cristo y a la Virgen. Ni Cristo ni la Vir­gen se aparecerán o concederán gracias, para alimentar vanidades, soberbias, ilusiones, alucinaciones de miembros de la Iglesia Católica o para afirmar en sus miembros los errores de sectas o religiones falsas.

En la práctica

No de fe nunca a apariciones o revelaciones que no hayan sido apro­badas por la autoridad competente de la Iglesia (autoridad compe­tente es el Obispo de la diócesis en cuyo territorio acontecen las supuestas o verdaderas apariciones a revelaciones). Mucho menos, cuando una aparición o revelación ha sido declarada falsa por esa autoridad competente, visite los supuestos lugares de las aparicio­nes, compre objetos comercializados por los supuestos videntes o creyentes, o contribuya económicamente de cualquier manera. Todo esto hace daño a su vida espiritual, hace daño a la Iglesia y disgusta a Cristo y a la Virgen. Así es.

Si. desea propagar esta lectura (2¢) llame o escriba al P. Prudencio Sánchez- 401 Av. Guanajibo, Mayagüez - PR. 00680 Tel.: (787) 805-2369